Ve donde te ahucien

Ve donde te ahucien que para malos tiempos ya tenemos estos. Ve donde el pensamiento, la palabra, la obra y la omisión te sean fecundos, donde te sean favorables, que para lo malo ya tenemos las redes sociales y las televisiones. Ve cuando nadie te estorbe, que las carreteras son como los centros comerciales. Ve cuando todos duermen, que el fresco de la madrugada te acaricia las manos.

Ve a casa de Luis, que te ahucia sincero, que se alegra de verte y de besarte, que se te presta a lo que necesites y a lo que no necesites, que lo mismo te dice una palabra amable que te arregla la moto. Ve al alba, que son veinte grados, renuncia a tu ruta por un rato y ríe con él, y luego te despides, que la próxima vez que le veas será como si solo hubieran pasado unos días.

Ve a donde se paró la civilización, que ahí te ahuciarán. Rosa -y su pierna mala-, que se baja de la ambulancia, se te acerca porque quiere saludarte y rechaza entrar en casa, porque para ella lo primero son los demás. Ve donde nunca ha hecho calor hasta hoy, que en todo Zamora nunca se vieron estas temperaturas asesinas.

Ve a donde sale el agua de la tierra, que las avispas te tienen preparado un sitio. Ve a hacer cualquier tarea, que sudando con los tuyos se encolan los afectos y fructifica el futuro recuerdo. Ve con tu mujer, que te ahucia sin parar. Ve con tus mayores y con tus menores, que la vida es corta y cualquier día desaparece.

Coge la moto de noche todavía, que los treinta y ocho grados no te agüen la fiesta y atraviesa todo Madrid y todo Ávila y todo Salamanca, que los pueblos que nadie holla ahucian mejor que nadie, que sus carreteras se están pudriendo porque les hemos olvidado, que sus olores nadie los huele, que sus sabores se sienten perdidos.

Amigo motero, ve donde te ahucien y aprende tú también a ahuciar, que acoger a otro, darle confianza, darle esperanza, darle agua y darle pan te va a humanizar más que todas las palabras juntas, que ayudar al que rueda es el undécimo aunque no esté escrito.

Por cierto, que casi se me olvida: he estrenado dos cosas: la primera son un par de luces cuneteras. Sabiendo que iba a viajar de noche (ya lo he hecho dos de las tres veces), me he mercado ese par de luces que dan mucha seguridad porque puedes desparramar la luz en derredor por esas carreteras de Dios; la segunda es esa funda de malla sobre el asiento, que hace que el aire circule a capricho entre el propio asiento y mi culo. Ha sido un acierto. 

Deja un comentario

Un sitio web WordPress.com.

Subir ↑