Mañana me revisan los dieciseismil. Mañana tengo cita en Makinostra, concesionario Harley-Davidson de Madrid. Ya han pasado ocho mil kilómetros desde que compré la Cabezota. En tres meses y poco he llegado felizmente a este kilometraje. En realidad han pasado algo más de la tasa establecida, pero esta vez no me he preocupado porque me dijeron que no hay ningún problemas si te pasas en unos cuantos cientos, que tampoco es el caso.
¿Qué espero del taller? Pues lo que todo el mundo, espero una buena revisión. Espero una correcta diagnosis del estado de la Iron 883. Espero consejo sobre el estado de los neumáticos, que a mí me parece que están bastante gastados. También espero consejo sobre los puños de serie, que parece que envejecen prematuramente.
No espero un trato amable y cercano porque eso, creo, está garantizado. Siempre que he acudido allí han sido empáticos, han entendido lo que les he pedido, han escuchado los ruidos que yo escucho y han visto las cosas que yo veo. Esto no es fácil encontrarlo en un taller de reparaciones. Hay sitios donde no ven y no oyen lo que el cliente dice.
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