Del dicho al hecho

Del dicho al hecho hay mucho trecho. El viejo refrán se hace presente en nuestras aventuras de motero. Finalmente, de lo dicho… poco. Pero qué caramba, ha sido una mañana genial!

Nos hemos citado en Fronda, un vivero grande, importante, que está justo enfrente de Heineken, en la N-I. Y hemos conocido a Fernando, gerente del establecimiento, que se ha presentado hoy a trabajar con su Iron. Una moto espectacular con un sonido bárbaro. Nos ha saludado y le hemos dado toda la envidia posible. Un buen tipo. Saludos, Fernando!

Después de mi ha llegado Leif con su presumida Clementina y, tras él, dos Marauderos de pro, Cris y Darix, y hemos puesto ruta hacia Valdepeñas de la Sierra. Hemos pasado por El Casar, Valdenuño Fernández, Viñuelas, Málaga del Fresno y Malaguilla. Un descansado paseo, poco exigente, y acorde con el exceso de tiempo y de temperatura que hemos llegado a sentir.

En Valdepeñas nos hemos sentado en el bar de la plaza. He preguntado por un pincho de tortilla, pero el señor ha sacado un pastel de patata, huevo, beicon y queso. Impresionante, jugoso, riquísimo. Y todo, al sol. Al sol que más ha calentado hoy, un sol que se ha equivocado de mes y de sitio y que tiene puesto coto a la lluvia y a la nieve, mas propio por estas fechas en aquellos lares.

Puntuales, a la una, hemos comenzado el regreso que, por problemas con el maldito GPS del móvil, hemos hecho por Torrelaguna, que nos ha servido como lugar de despedida.

Un buen día. Un día para perder el tiempo, cosa que hemos hecho con fruición. Perder el tiempo con los amigos hablando de nuestras cosas, de nuestras vidas y de nuestros sueños. Así da gusto.

Un buen día entre otoños, un buen día entre hojas amarillas y sol amarilleador, de olivos y robles, de encinas y pinos, y de campos que se preparan para la nueva vida que brotará.

En el mapa figura la ruta que yo he hecho. Desde Guadalajara hasta Fronda, por Valdeolmos y Algete. Y la vuelta, desde Torrelaguna, donde los tres moteros amigos tomaban para Madrid.